Hoy, a unos pocos días de terminar el año y preparándonos para la Navidad y las fiestas de fin de año, vale la pena hacer un recuento de lo que logramos durante estos últimos 365 días.
Normalmente por estas fechas hacemos los famosos “propósitos de año nuevo”, que casi, estoy seguro, serán los mismos con los que empezaste el año anterior y que no duraron ni el primer mes, te acuerdas de que ibas a hacer más ejercicio, bajar de peso, dedicarle más tiempo de calidad a tu familia, cambiar tu carro, empezar a meditar, aprender algo nuevo cada día, consumir menos calorías, leer más libros, practicar yoga, ser más agradecido, pasar más tiempo en la naturaleza, disfrutar de las cosas pequeñas de la vida, tener una actitud positiva, realizar voluntariado, viajar, beber más agua, organizar tus documentos personales, ser más ecológico, reciclar, ser más cariñoso con tus seres queridos y otras tantas buenas acciones que no se realizaron.
Pues bien, probablemente muchos de estos propósitos se repitan en tu lista para el próximo año, pero nada se cumplirá si no estableces un Plan de Acción para cada uno de ellos. Un nuevo año es como un libro en blanco, lo primero que tienes que hacer es escribir el contenido, definir cada uno de los capítulos y luego planear cómo los vas a desarrollar. Por años he venido trabajando en Desarrollo Humano y siempre llego a la conclusión de que si no hay un Plan Estratégico de Vida, difícilmente hay cumplimiento de metas o éxito en la implementación.
Nuestra vida debe tener metas claras y estas deben tener un Plan de Acción, hoy puedes empezar por hacer un repaso sincero de lo que realmente lograste en el último año y empezar a construir a partir de ahí lo que harás el próximo. La experiencia me ha demostrado que el primer ejercicio que debemos realizar es el del autoconocimiento profundo, para tener claro cuáles son nuestras fortalezas y debilidades, cuáles son nuestros talentos naturales y nuestras limitaciones.
Si no lograste en el último año nada de lo que te habías propuesto, si este fue otro nada más de surfear las olas, según fueron llegando, este fue otro año perdido para tu futuro. La vida es como un viaje por mar, hay días de calma y hay días de tempestad, lo importante es ser nosotros el mejor capitán que podamos ser para nuestro barco y saber hacia dónde navegamos. Para ello debemos conocernos bien y conocer nuestro entorno, poder leer los nubarrones del horizonte para esquivar las tormentas y percibir y aprovechar los buenos vientos, guiar a nuestra tripulación siempre como un buen padre de familia.
Empieza por revisar tus logros de este año, pregúntate si pudiste haber hecho más, ¿qué dejaste de hacer?, ¿qué oportunidades desperdiciaste?, viéndolas pasar sin hacer nada y haz un Plan retador para el próximo año, que si lugar a dudas debe ser el mejor año de tu vida, no puedes aceptar menos, no puedes proponerte menos y luego escribe todas tus metas y las acciones que debes tomar para que se conviertan en realidad, pégalas en tu cuarto, en tu carro, en tu oficina, en tu ducha, grábalas en tu “smartphone”, haz que ellas te persigan por todas partes y evalúa mensualmente tu avance, modifica y planea de nuevo, tu vida es lo más importante que tienes, no la desperdicies. Haz del próximo año uno inolvidable por los frutos que sembraste y que vas a recoger. Te deseo un próspero año nuevo.